Desde hace algún tiempo he ido siguiente los debates sobre el valor del dato y de como ha de considerase a este como un activo estratégico de las empresas.
¿Son los datos el nuevo petroleo?
Todos hemos oído hablar que el dato es el nuevo petroleo, y de cómo la economía se va a mover en el futuro basada en los mismos. Todo esto seguramente sea cierto, y seguramente se lleve aprovechando el valor del dato desde que existe la contabilidad, lo que pasa es que ahora tenemos tecnología que nos permite analizar grandes volúmenes de datos en tiempos muy pequeños.
Sin duda alguna, los datos son un activo muy importante en toda organización, pero como buen activo los datos no tienen valor estratégico si no los aprovechamos para producir algo, en nuestras operaciones.
Imaginemos el caso de una empresa que compre petroleo, no dedicándose esencialmente a esto. El petroleo será un activo de la misma, pero no estratégico, ya que no le ayuda en sus operaciones diarias, sino meramente especulativo, con la esperanza de una revalorización futura que permita su venta con beneficios.
El valor del dato vendrá dado principalmente por dos fuentes, como activo no estratégico, si soy capaz de vendérselo a alguien que pueda aprovechar realmente su valor, o como activo estratégico, cuando seamos capaces de tomar alguna acción guida por el dato.
Esta acción ha de ser tomada por personas (mediante productos de datos) o por máquinas (mediante la automatización de tareas), dependiendo quien sea el consumidor de las mismas, pero siempre ha de enfocarse a la generación de valor para la organización.
De nada valen esos cuadros de mandos o reportes hechos con «machine learning» si no sirven para cambiar o hacer nada. La generación de valor mediante la acción es lo que debe guiarnos cuando decidimos comenzar un nuevo proyecto de datos.
¿Y cuál es el valor del dato?
Cómo medir ese valor o su impacto final es algo sobre lo que podremos hablar más adelante en otro post.